Psicoterapia Adultos

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Los síntomas que llevan a consultar como resultado de un trabajo psíquico  inconsciente. Son de diversa índole e intensidad, van desde actos o rituales cotidianos que se pueden llegar a convertirse en acciones limitantes; dificultades para relacionarse con otros, para salir de casa, fobias y miedos (racionales o no), tristeza, depresión, ansiedad, angustia, problemas de pareja.

La terapia psicoanalítica es un proceso del que partimos de los síntomas (el malestar que lleva a la persona a consultar) -producto de un trabajo psíquico inconsciente- para construir las causas que lo han determinado. El psicoanálisis es eficaz para aquellos que están dispuestos a transformar aspectos de su vida que no funcionan.

¿De qué se trata un psicoanálisis? 

El tratamiento psicoanalítico es una cura que se desarrolla durante un tiempo: tiene un principio y un final. La propuesta terapéutica consiste en que la persona que consulta relate su problemática. La regla fundamental a la que el paciente ha de atenerse es que comunique desde el principio todo aquello que se le ocurra, lo llamamos asociación libre.  

Cuando una persona habla intenta no perder el hilo de lo que está diciendo, puede dejar de lado todas las ocurrencias e ideas que le harían perder el hilo del relato. En cambio, en un psicoanálisis se propone proceder de otro modo, cuando el paciente habla acuden a su pensamiento diversas ideas: tales como ‘esto que digo no tiene nada que ver con lo que estoy contando’, o ‘no tiene importancia’, o ‘es un error’; le animamos a que siga relatando a pesar de esa tendencia a silenciarlo, callarlo o restarle importancia. La regla de la asociación libre implica decir todo lo que acude al pensamiento sin callar algo por más que sea desagradable de decirlo.  

Es a través del acto de hablar, de decir -es otra manera de que lo inconsciente se muestre- y de esta manera puede aflorar algo que la persona no se ha propuesto decir y lo sorprenda. Este es un efecto de lo inconsciente, lo llamamos acto fallido, lapsus: tiene un sentido para el que habla y en un análisis se trata de averiguarlo. Al proponer hablar, proponemos charlar, pero no de cualquier cosa, no se trata de hablar por hablar, sino de que el sujeto está implicado en lo que está diciendo, que signifique algo, que le afecte. Es parte del proceso analítico que la persona pueda recordar aquello que, por olvidado o por reprimido, es causa de sus síntomas y de su sufrimiento psíquico actual. Freud compara el proceso analítico con el trabajo del escultor. La escultura trabaja, quita de la piedra aquello que recubre una forma preexistente en ella. Así es como trabaja el psicoanálisis, retirando todo lo que enmascare, desvelando una fisonomía oculta.