Tratar de responder a la pregunta cómo una pareja cae en una crisis implica hacer un trabajo de análisis que apunta, no tanto a encontrar el culpable, sino más bien a saber cómo cada integrante de la pareja piensa el amor, el deseo y, en definitiva, la pareja.
Si buscas una receta 'salvadora' para tu relación, te diré que no hay nada que garantice el buen funcionamiento de una pareja, ello depende de un trabajo diario, constante, y no tanto, del esfuerzo por renunciar; ni a las salidas con amigas o la cervecita de los viernes con los colegas de toda la vida, por ejemplo.
Como tampoco nos lo asegura el intento, siempre fallido, de hacer todo lo posible para que la pareja piense las cosas importantes de la vida como las pienso uno mismo o que los dos sientan la misma pasión por lo que uno de los hace o le interesa. Muchas parejas creen en esta idea de igualdad y la señalan como uno de los por qué la relación no funcionó.
Es muy habitual que alguno de los integrantes de la pareja piense que el otro tiene que saber qué es lo que piensa, siente, o quiere, pero con la salvedad que el otro lo tiene que saber por sí mismo. Como si de una suerte de “transmisión de pensamiento” se tratara el otro tiene que saber muchas cosas de uno sin que se las comunique. "Es que si me quisiera…tendría que saberlo". En el momento en que las palabras ceden su lugar a los gestos o a las broncas silenciadas, se olvida que lo que produce a la relación de pareja son las palabras con las que una persona las piensa a él o a ella, las frases que le susurra al oído y no las que calla.
Hay un poema bellísimo de Neruda que dice: “Todo está en la palabra… una idea entera se cambio porque una palabra se trasladó de un sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… tienen sombra, transparencia, peso, plumas, tiene de todo lo que se les fue agregando…”
Es decir, que las palabras son más importantes que los sentimientos. Con una o mil palabras puedo manifestar un sentimiento; en cambio, el sentimiento sólo puedo sentirlo “en soledad”, es la palabra lo que me permite vincularnos con otros.
En muchas relaciones de pareja los sentimientos tienen un papel protagónico, alargan su tortura en base a un quererse que, más que con el amor, tiene que ver con el goce del sufrimiento. Parejas que se dejan y vuelven al cabo de nada, para volver a seguir haciendo lo mismo que los llevó a dejarlo, apoyando la decisión de volver en un “es que nos queremos.” Relaciones tormentosas, parejas tóxicas en donde la pasión del ir y venir, es más intenso que el estar juntos y construir la relación que desean.
Si sumamos estas dificultades decimos que una pareja está en crisis. En estas situaciones o ante una experiencia que nos desborda, nos descubrimos diciendo o haciendo lo que jamás pensamos que llegaríamos a decir o hacer. Es más, hay ocasiones en las que nos vemos haciendo o diciendo justamente eso que criticamos de otros. La crisis en una pareja hace aparecer frases, comportamientos, opiniones, que sorprenden tanto al que las escucha como al que las dice.
En nuestro centro de psicología especializado en parejas proponemos que para poder empezar a ayudar a una pareja el primer paso que hay que dar es valorar si es necesaria una intervención con la pareja o es necesario que psicólogos de parejas valoren a cada uno para conocer la situación individual y para que cada uno de ellos disponga del tiempo y el espacio necesarios para poder conocerse a sí mismo.
La desilusión, la caída del deseo, la ausencia de pasión, sentir pena, infidelidad ponen sobre el tapete reproches, largas discusiones y se busca el culpable de la crisis actual.
Hay veces que como persona parece que hemos “olvidado” aquello que nos unía a esa persona o lo que era el amor, nos excusamos en la rutina familiar, en las largas jornadas de trabajo, en los hijos, en la falta de sexo, en que cada día uno se va abandonando un poco y perdió el horizonte en la pareja. Es decir, se olvidó del amor y del deseo, dos componentes básicos en cualquier relación.
Es por ello que en el centro de terapia de pareja en Cerdanyola acompañamos y ayudamos a parejas a resolver, de la mejor forma posible, su situación.
Para concluir, que una pareja discuta mucho o no lo haga no es señal de que la relación vaya bien. Como tampoco lo es que uno de los dos renuncie a su vida profesional, al contrario, ello indica que algo no va bien en el amor. Dado que el sacrificio ni el sufrimiento son signos de una relación, pero más bien, tóxica. Como el dejarlo para volver y seguir igual que antes; o para cambiar de pareja y creer, nuevamente, que la culpa es del otro.