«El amor es la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios, el asombro de los incrédulos»
Platón (Filósofo griego)
Las ilusiones en el amor de pareja
Si nos detenemos a pensar qué idea del amor nos proponen las películas o las series que circulan, vemos que se tratan de imágenes e historias que nos hablan de un tipo de amor, una relación idílica entre un hombre guapo y una mujer hermosa; ya sabemos como terminan: siempre juntos y felices. Son historias que nos muestran un encuentro sin conflicto y al modo de una carrera de fondo, con el estar juntos parece que ya han conseguido todo en sus vidas. A su vez, a nivel social existe una especie de presión en la que si no se está en pareja, se está solo/a, cada vez hay más app para conocer hombres y mujeres, si no tienes pareja, novio, novia o algo parecido eres un a solterón o solterona para el resto de nuestras vidas. Está cuestión ha sido tratada a lo largo de la historia de la humanidad, el amor y las relaciones es un tema nunca cerrado, en constante transformación.
Tenemos que remontamos a Grecia, al «El Banquete» de Platón y al el mito contado por Aristófanes: mito de la media naranja, es decir, la fábula del Andrógino: un ser esférico completo, perfecto que reunía en sí mismo ambos sexos. Tenían un solo cuerpo; su cabeza tenía dos caras, cada una de las cuales miraba en una dirección. Era como si fueran dos criaturas unidas por los hombros, de dos sexos distintos, cuatro piernas, cuatro brazos. Zeus, al verlo tan poderoso, lo manda a castrar y queda dividido en dos mitades, cada una de ellas originará la partición sexual, dando nacimiento así al par hombre-mujer tal como hoy lo conocemos. Hecha esta división, cada mitad hace esfuerzos para encontrar a su otra mitad que lo completa.
Cuesta creer que el anhelo del ser humano sea el de encontrar, a nivel de pareja, su otra mitad que lo complete. El psicoanálisis viene al auxilio para pensar la cuestión desde la vertiente psíquica. El ser humano desde su nacimiento nace al mundo indefenso, sí o sí, necesita de alguien que lo cuide, lo quiera, lo abrace y se preocupe por él. Casi siempre esta función de cuidado la realiza la madre; al ser una función puede ser llevada a cabo por otras personas que se encarguen de ese bebé. Es un momento en que la madre y el bebé hacen una sola persona. Para ese bebé lo único que existe es la madre, éste se siente completo: él y la madre son uno. Esta escena constituye lo que técnicamente llamamos célula narcisística.
Entonces, la madre se constituye como el primer objeto de amor para el niño y para la niña, a medida que crecen y conquistan otros lugares del mundo se suman otros objetos de amor a sus vidas: familiares cercanos, amigos, profesores, personas significativas en la vida de una persona. En un momento dado se suma a la pareja. Una persona conoce a otra, que le despierta todo tipo de interés, siente cosquillas, se ríe sin parar, no puede dejar de pensar en él o ella, hasta puede creer que es la persona perfecta, es mi alma gemela. . Como en el mito del andrógino: ahora que estoy con esa persona que quiero y deseo, he dejado de estar incompleto/a.
El ser humano, puede pasar, su vida buscando la supuesta otra mitad que lo complete. Cuando la encuentra, primero se enamora, después siente que es perfecta, y al salir de esta especie de intoxicación, se da cuenta de que esa persona que tiene al lado es completamente desconocida. Hasta el momento compartía su vida con una imagen atribuida – que tiene mucho más que ver con uno mismo, que con el otro–. Justo en este punto, es donde la mayoría caen en una crisis de pareja; el camino corto, puede ser que decidan dejar la relación porque el amor ha desaparecido. O pueden iniciar un camino de reproches y acusaciones: ya no es lo mismo/a que antes, ha cambiado, y entran en un camino pantanoso difícil de salir. Muchas son las parejas que consultan en psicología Cerdanyola para reorientar la relación hacia otro camino menos tóxico.
El enamoramiento es un estado ilusorio: “Me siento completo otra vez”, “Él es todo lo que necesito”, “No puedo vivir sin él”,“Cuando estoy con él nada más importa” y un sinfín de frases más que acompañan al éxtasis del enamoramiento. Una sobreestimación del objeto amado junto con un empobrecimiento del yo y la disminución de la capacidad de trabajo constituyen el estado de enamoramiento. Estado pasajero que desde la teoría psicoanalítica denominamos locura transitoria.
La magnitud de la ilusión de poseer al otro conlleva graves consecuencias en una relación de pareja. Entran los celos en la escena, se cree que el otro es casi de mi propiedad y la en esa falsa creencia, se sentencia la relación. Porque si una persona siente que tiene al otro, no lo puedo desear más. Lo que se tiene ya no se deseo más, se desea aquello que falta.
Si los enamorados sienten que la pareja se lo tienen que dar todo, la demanda es imposible de satisfacer. Se le pide que sea un poco padre, madre, amigo o compañero de trabajo y, además, de pareja. Se esta a un paso de caer en una relación imposible.
Si los enamorados se plantean la relación como dos personas con interés diversos y comunes, pueden construir una relación conjuntamente sin perder sus espacios y sus tiempos. Entonces, tal vez, el encuentro con el otro este marcado por el deseo de estar juntos sin que el sentimiento de pertenencia defina la relación.
El mundo de las parejas es diverso y conflictivo…tan lejano a las películas americanas. En la consulta de Terapia de Pareja Cerdanyola acompaño a las parejas que deseen dar un cambio en su relación.